Podrían ser sólo cuatro tipos que me miran sonrientes y con ese mini-aire terrorífico de los muñecos que cobran vida, en una tarde de domingo en Santa Cruz. Podrían ser un simpático homenaje al mejor grupo pop de la historia, si es que tal medalla es posible, aunque estoy más de acuerdo en esto (mucho más) que en lo de que Citizen Kane sea la mejor película. Podrían ser una metáfora de algo. Podría ser un intento de libertad urbanística en plan ampliemos nuestra acera y pongamos un paso de peatones aquí y una carretera con coches, lo que me lleva a recordar cierto artículo de Javier Marías en el que decía que los políticos no tienen ningún derecho a modificar tan alegremente la fisonomía de nuestras ciudades. Podría ser un juego. Un guiño. Un chiste. Arte. Espectáculo. Publicidad. A mí me hace recordar mi infancia por dos motivos. Uno está claro, los playmobil fueron fuente de divertimento para mi generación, con ellos creábamos nuestro mundo en pequeñito, éramos los que manejábamos los hilos, los dioses de nuestra habitación. El otro es que me hace recordar cuando mi mejor amigo me hablaba del grupo de Liverpool cuando creo contábamos siete u ocho años, quizás eran nueve. Muy pronto, en cualquier caso. Así que este graffiti une dos acontecimientos cotidianos y continuos de mi infancia.
Ahora escucho poco a The Beatles pero aquel amigo sigue siendo mi mejor amigo después de tanto tiempo. Es curioso, pero mi canción preferida del grupo es With a little help from my friends. Puede que sea sólo casualidad...
