sábado, 14 de agosto de 2010

Mundo graffiti (2)


Estoy empezando a ver Mad Men y una de las cosas que más me llaman la atención de la serie es que todo el mundo fuma todo el tiempo en cualquier situación. Resulta sorprendente bajo el prisma de hoy en día en este país ver al protagonista de la serie fumando en el tren, cuando yo mismo me recuerdo fumando en uno, varias décadas después de la época en que está ambientada la serie. Pero resulta más llamativo ver a la mujer del protagonista con los guantes de fregar los calderos en las manos y un cigarrillo en la boca. Y no estamos hablando de una mujer de los suburbios en un apartamento dejado de la mano de dios y maltratada por el azar injusto de la vida. Se trata de una señorita preciosa, con todas las comodidades del mundo en un mundo tan perfecto que parece que el decorado se va a venir abajo en cualquier momento. Si éste se cae no sé si la chica prefiere tener la suerte de estar justo en la trayectoria del hueco de la ventana como en aquella mítica escena de Buster Keaton o preferiría ser aplastada. Lo iré descubriendo en sucesivos episodios. El caso es que ahí todo el mundo fuma en cualquier situación. Incluso hay una secuencia en que un ginécologo atiende a una paciente con un cigarrillo en la boca.

El graffiti que cuelgo aquí creo que ya no está, que ha dejado paso a la pintura o a otro graffiti. Puede que su naturaleza fuera eventual. Puede que el hecho de que ya no esté sea en sí mismo una metáfora de su esencia. Porque es posible que fuera absorvido, fumado como el hombre que se fuma el cigarrillo.

Podemos pensar que este inmenso cigarrillo es un ser cruel, una especie de Chuky de una empresa tabacalera, que se quiere fumar a toda la humanidad. Pero a juzgar por su sonrisa yo diría que no parece amenazante, simplemente quiere disfrutar de un placer del que nosotros hemos disfrutado mucho con su especie. Pero puede que no sea todo como parece, y que realmente no se esté fumando al hombre, al fin y al cabo no vemos el humo saliendo de su boca cigarril. Hay unas líneas que emanan de la cabeza del sujeto pero, ¿es humo? Lo mismo indican cierto enfado por parte del humano. Quizás esté enfadado porque quisiera tener una boca tan grande para poder abarcar toda la magnitud del enorme cigarrillo.

O puede que no, que sea una simple metáfora de que los cigarrillos se van a apoderar de nosotros, que el vicio nos controla a nosotros y no a la inversa, y todo eso. Quién sabe. Lo pensaré mientras fumo.